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Una escuela de vuelo


Nuestra compañera Pilar González nos comparte este hermoso relato que nos invita a reflexionar en modo de fábula sencilla, sobre una realidad que vivimos actualmente con respecto a la educación. Para una mejor comprensión sustituiremos las alas por nuestro cerebro y el volar por el aprender. Y es que todos los niños tienen sus alas y todos quieren aprender a volar. Y esa es la responsabilidad de la escuela. Responsabilidad asignada por la sociedad. Y es la propia sociedad la que se beneficia de tener una escuela que es capaz de convertir a todos y todas, sean las que sean sus circunstancias y características, en grandes seres humanos. La escuela, por encima de todo ha de humanizar.

(puedes acceder al texto original aquí)

Mamá gansa y papá ganso, se dirigen con paso firme a la que esperan que sea la escuela en la que sus seis hijitos aprendan a volar. Se la han recomendado muchas aves amigas. ¡Qué difícil es esto de buscar una buena escuela!, comentaban con preocupación.

Cuando por fin se encontraban en la puerta de tan recomendada escuela, esta no les pareció gran cosa. Un edificio sencillo, sin grandes pretensiones y con un enorme cartel que decía “ESCUELA DE VUELO”. Una vez dentro les llamó poderosamente la atención que todo el mundo les saludaba con una enorme sonrisa. Eso les gustó. De hecho les gustó mucho.

Un amable conserje les acompañó hasta el despacho donde se encontraba la dirección del centro. Una paloma gris y rechoncha les recibió como si fueran estrellas de cine. Se sintieron muy importantes. La directora les dio la bienvenida a la escuela de vuelo y les dio las gracias por su visita. La pareja de gansos le expusieron su intención de matricular a sus hijos en ese centro, pero querían que la señora paloma les diera la mayor información posible sobre el funcionamiento de la escuela, el profesorado, la metodología que utilizaban para enseñar a volar y todo lo que pudiera convencerlos, de que hacían lo correcto al matricular allí a sus hijos.

La directora, siempre sin perder la sonrisa, mostró su empatía con ellos y comenzó a dar respuesta a todas sus interrogantes, con un lenguaje sencillo y accesible. Se trataba de que los padres estuvieran plenamente informados antes de tomar una decisión tan importante.

Comenzó por explicarles como era el alumnado al que atendían. En este centro, dijo la señora directora, tienen acceso todo tipo de aves, sin distinción de ningún tipo. Partimos de la base de que todo nuestro alumnado tiene alas, alas de todo tipo.

Pero tengan las alas que tengan, todas las aves son bienvenidas, porque en esta escuela tan solo tenemos un objetivo, y señaló la pared que había tras ella en la que se podía leer en grandes letras doradas: “AQUÍ APRENDEMOS A VOLAR”. Los padres se miraron y la madre apuntó: querrá decir “aquí enseñamos a volar”. La directora mostró nuevamente su sonrisa para decirles con rotundidad: no, el cartel es correcto, “aquí aprendemos a volar”, porque nadie lo sabe todo sobre el vuelo. Los alumnos aprenderán más porque saben menos, pero los profesores aprendemos cada día cosas nuevas que los propios alumnos nos enseñan mientras aprenden a volar. También las familias aprenden de las experiencias de sus hijos. Tan solo han de estar atentos a dichas experiencias, añadió doña paloma.

Quiero dejarles tranquilos también con respecto a la forma en que sus hijos van a aprender a volar. Nuestra metodología es muy sencilla, todas las aves aprenden a volar volando. Los padres muestran de nuevo su sorpresa. ¿Volando?. Volando, confirma la directora. Eso sí, con total seguridad, puntualizó. En ningún momento correrán peligro. Pero si aprenderán a ser prudentes y cuidarse. Pero les garantizamos que aprenderán con gusto, porque todas las aves nacen preparadas para volar. Se caerán, se levantarán y en cada caída, en cada intento y en cada esfuerzo habrá nuevos aprendizajes. Se convertirán en expertos voladores.

Pero para que eso suceda tenemos unos principios de actuación que ustedes han de conocer y aceptar, porque sin su complicidad pondremos en peligro el logro de nuestro objetivo. Estos son nuestros principios:

  • Nadie vuela solo. Lo hacemos mejor juntos, aprendemos más y mejor y nos sentimos más seguros.

  • Todos somos conscientes de nuestras alas, de sus potencialidades y sus limitaciones y hablamos de ello con naturalidad.

  • Todas las alas sirven para volar. Por lo tanto, todos estamos capacitados para ello.

  • Somos conscientes de nuestra naturaleza. Somos aves y eso nos convierte en potenciales voladores.

  • Tenemos que darle un mantenimiento adecuado a nuestras alas. Compartimos como lo hacemos, con los demás.

  • Aprendemos a volar juntos, apoyándonos unos a otros.

  • Cooperamos para hacer grandes figuras en el cielo. Eso nos hace sentir capaces de conseguir grandes logros.

  • Las alas, si se estropean, se arreglan en clase con la ayuda de todos.

Evaluamos y nos autoevaluamos. Todos tenemos algo que decir sobre cómo va el aprendizaje, tanto individual como de grupo. La evaluación nos sirve para mejorar los aprendizajes.​

Llegados a este punto, la directora les dijo: quiero informales de todos los aprendizajes que nuestro alumnado adquiere mientras vuela. Si deciden matricular a sus hijos en esta escuela aprenderán sobre:

  • Aerodinámica

  • Resistencia

  • Fuerza

  • Velocidad

  • Peso

  • Potencia

  • Altura

  • Climatología

  • Anatomía de las aves

Maniobras y tipos de vuelo: en suspensión, de aleteo, rasante, planear, remonte, paracaidismo, estabilidad, despegue y aterrizaje

​Los padres escuchaban con mucha atención a la directora. Ésta continuó aclarando, algunas cuestiones que eran de suma importancia con respecto a los aprendizajes que adquiría el alumnado de la escuela de vuelo. Quiero aclararles también, dijo, que preparamos a las aves migratorias para que puedan volar grandes distancias sin dificultad, para ello se les trabajará, sobre todo, el desarrollo de los músculos pectorales. Al mismo tiempo preparamos a las no migratorias para que soporten el frío invierno.

Entonces, dijeron los padres, podemos suponer que el profesorado ha de estar muy bien preparado. De nuevo la sonrisa en la cara de la directora. Esta vez una sonrisa que dejaba ver un halo de orgullo. Hablar del profesorado del centro es siempre un placer, les dijo. Es muy importante su preparación, que como bien han pensado ustedes, es la mejor. Pero sobre todo es su actitud lo que le da el sello de calidad a su trabajo. Para ello quiero que sepan que el profesorado se rige por las siguientes pautas de actuación profesional:

  • Estudiará las características de cada ave, sobre todo su potencialidad para volar.

  • Velará por el bienestar emocional de cada uno de sus alumnos y por la interacción del grupo. Las buenas relaciones son fundamentales para aprender a volar.

  • Se responsabilizará de que todas las aves, tengan las características que tengan, aprenderán.

  • El profesorado, al igual que el alumnado, trabajará en equipo.

  • Será obligación del profesorado mantenerse al día de todas las nuevas investigaciones, técnicas, estilos o tipos de vuelos nuevos que los investigadores y expertos den a conocer. El equipo directivo facilitará la formación continua del equipo de profesores.

  • En sus evaluaciones, el profesorado hará hincapié en todo lo logrado, y ayudará a los alumnos para lograr cualquier mejora en los resultados, haciendo que ellos mismos vean los aspectos que han de trabajar y mejorar.

  • Las tutorías serán un recurso para que familia y escuela se hagan auténticos cómplices y aliados en el crecimiento y aprendizaje del alumnado.

  • Todo profesor tendrá el apoyo de sus compañeros y del equipo directivo del centro, para tomar las medidas que considere oportunas con vista a la mejora de los resultados de sus alumnos.

  • Cada profesor velará porque las alas tengan una puesta a punto correcta. Nunca y bajo ningún concepto se cortarán las alas por muy deterioradas que estén. Unas alas son siempre unas alas.

  • Contará también con todos los recursos que el entorno y sus instituciones ponga a su disposición para que todos los alumnos logren el objetivo último: volar.

  • Cada profesor se hará responsable de los resultados de sus alumnos.

Cuando la directora terminó de informar al señor y la señora ganso, siguió un silencio, no incómodo, pero si largo. La señora paloma no dejaba de sonreír esperando con paciencia algún tipo de comentario por su parte. Se rompió el silencio cuando el señor ganso dijo ¿y cuáles son nuestros compromisos como padres?. Su labor es la más importante de todas, les dijo. Han de ser el apoyo de sus hijos y de la escuela. Estos apoyos no se pueden separar. Cualquier duda, queja o aportación de ideas han de hacerla directamente al colegio. Nunca utilizar a sus hijos de intermediarios. Padres y escuela tenemos que unir esfuerzos porque compartimos un objetivo: que sus hijos sean grandes voladores.

El señor y la señora ganso se miraron, sonrieron y con gran entusiasmo le aseguraron a la directora que sus seis hijitos aprenderían a volar en su centro.


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