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La escuela: enjambre de aprendizaje y socialización


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Siguiendo la línea de reflexión de anteriores artículos sobre aspectos básicos de nuestro sistema educativo, de nuestros centros educativos, para poder afrontar con éxito la formación de las ciudadanas y ciudadanos del siglo XXI, ahora vamos a reflexionar sobre otra frase que encierra una importantísima clave educativa para construir un futuro de convivencia:

“La escuela es un enjambre de aprendizaje y socialización, en ningún otro lugar se pasa tanto tiempo, tan juntos, con gente que uno no ha elegido”

Desde que descubrí esta frase en el folleto informativo de unas jornadas de formación de madres y padres que organizaba mi gran amigo y maestro Antonio Rus, en su pueblo natal de Ibros (Jaén), me ha acompañado en todas las charlas que he dado y la he trabajado con todo el alumnado que he tenido en la Facultad de Educación. Sintetiza muy bien lo que debe de ser una escuela que prepare para un futuro de convivencia, que prepare personas capaces de colaborar a hacer un mundo más solidario y pacífico. Un mundo más justo. Analicemos la frase y sus implicaciones en el día a día de nuestros centros educativos y de las aulas.

“Enjambre…” hace mención a trabajo conjunto, complementario, que el resultado satisfactorio es fruto del trabajo colaborativo entre todos, actuando cada cual según sus funciones, habilidades, capacidades… pero de forma complementaria. En un enjambre el éxito individual es fruto del éxito común. El éxito final necesita del aporte diferente de todos y cada una y uno. Por tanto, no podemos tener metodologías en las que niños y niñas, jóvenes no interaccionen, no confronten su análisis de cada problema, no elaboren conjuntamente el conocimiento (recordad las imágenes del cerebro trabajando solo o en equipo)

“… de aprendizaje y socialización" el resultado final del trabajo en este enjambre es que todos y cada una y uno aprenda y se socialice, es decir, que se adquieran los conocimientos, habilidades y destrezas necesarias para mantener ese aprendizaje a lo largo de toda la vida y que también aprenda a convivir con los demás, con toda la pluralidad social, cultural, religiosa, étnica que hay en nuestro entorno y en el mundo en el que se tendrán que desenvolver. Si recordáis, en artículos anteriores, se dejó claro que la normativa plantea como objetivos educativos, tanto de destrezas intelectuales como sociales y afectivas. Pues bien, no se puede disociar el cómo se aprenden los aspectos intelectuales de cómo se aprende a socializarse, “aprendemos a convivir conviviendo”, no con sermones alejados de la vida cotidiana. Siempre se ha dicho “las niñas y niños aprenden lo que ven, aprenden lo que viven día a día”. Por tanto, no podemos querer que aprendan a convivir si los tenemos separados dentro de clase y que no hablen entre ellos de las tareas escolares, confrontando las ideas, aceptando otros posicionamientos. No podemos prepararles para afrontar su vida en un mundo plural si en el centro educativo los tenemos organizados por niveles de conocimientos, si los tenemos clasificados, ya que viven una realidad que no va a ser la de futuro. Difícilmente vamos a desarrollar la capacidad de Empatía, ponerse en el lugar del otro, si no he tenido roce con ese otro, si no conozco su forma de ser, sentir y pensar.

Además, si aprendemos lo que vemos, lo que aprendemos es que el mundo funciona mejor si no están con nosotros los que son algo más diferentes, que separados por clase, niveles, castas, se avanza más; así, indirectamente, aprenden que los que no son como yo (de estudioso, de inteligente, … de pigmentación de piel, de creencias…) estorban para mi desarrollo y avance.

¡Cuidemos lo que hacemos! El respeto al otro se basa en el conocimiento que tengo de él, en ver sus valores por encima de sus diferencias, en haber tenido experiencias positivas, en el roce y el trabajo conjunto y complementario, en haberle ayudado en algunas cosas y recibido ayuda en otras… ¡En aprender y vivir juntos, trabajando para mejorar el mismo enjambre!

¡El cómo organicemos el proceso de enseñanza-aprendizaje tiene mucho que ver con el cómo aprenden que se ha de organizar la sociedad! Si aprenden en clases separada, entenderán que se ha de vivir en grupos, castas separadas. ¿Queremos y les deseamos una sociedad por castas? ¡El futuro se construye día a día! ¡Decide sobre el futuro de tu hija o hijo, no seas pasiva/o! ¡Seguro que “los hombres de negro, de la Troica, que vienen a marcar las normas económicas, estudiaron en centros y aulas de la élite! Por eso no tienen escrúpulos ni remordimientos en sacrificar a cientos de miles de “sujetos de otra clase”, sujetos del sur.

“… porque en ningún otro lugar se pasa tanto tiempo, tan juntos, con gente que uno no ha elegido.” Si compartimos que a convivir se aprende conviviendo; que el futuro o es de conocimiento y respeto entre los y las diferentes o no hay futuro; si queremos que nuestras hijas e hijos sean ciudadanos del mundo … aprovechemos la inmejorable ocasión que nos ofrece una escuela plural, abierta a todos y con interacción entre todos y todas para garantizarle unas valiosas vivencias, unas vivencias que como familia no le podemos dar (ya que vivimos cada uno en nuestro bloque, calle y barrio, nuestras amistades son y piensan como nosotros…)

“Una escuela plural, ORGANIZADA DE FORMA INCLUSIVA es la mejor opción para una completa formación de nuestra hija o hijo” APROVECHEMOS EL VALOR DE LA DIVERSIDAD.

Ya, desde la LOGSE, las normativas de organización y funcionamiento de la enseñanza obligatoria (primaria y ESO) vienen prohibiendo organizar al alumnado en grupos estables por razones de conocimiento, inteligencia, sexo, raza…, con el objetivo de garantizar al alumnado el disfrute del valor de la DIVERSIDAD.

Juan de Dios Fernández Gálvez. Jubilado activo.

ExOrientador escolar y colaborador extraordinario de la UGR

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